En España, el consumo de ansiolíticos y sedantes está en aumento, en un contexto en el que la sanidad pública está en una situación crítica, es Atención Primaria quien trata los trastornos emocionales más leves, el insomnio, el estrés, la ansiedad… Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) del Ministerio de Sanidad, España es el país con el mayor consumo de benzodiacepina en todo el mundo. En nuestro artículo de hoy, hablamos de psicofármacos.
El uso de psicofármacos en el contexto de la psicoterapia ha crecido considerablemente a lo largo de los años. El desarrollo de nuevos fármacos cada vez más eficaces para una variedad de trastornos mentales previamente intratables los ha hecho "apetecibles".
No obstante, es muy frecuente tener dudas sobre las terapias psicológicas combinadas con psicofármacos y preguntarse:
- Para qué sirven;
- Cómo funcionan;
- Cuáles son los posibles efectos secundarios y contraindicaciones;
- Cuándo es aconsejable tomarlos.
Vamos a intentar responder a algunas de estas preguntas, empezando por qué son los psicofármacos y su uso junto a la intervención psicoterapéutica.
Pero antes, una aclaración importante: los psicofármacos sólo deben tomarse por consejo de un profesional sanitario, tras un diagnóstico preciso.
Sólo un médico (generalista o psiquiatra) puede recetar psicofármacos, cosa que no pueden hacer los psicólogos. Los profesionales de la psicología pueden sugerir al paciente una consulta con especialistas médicos e iniciar, si es necesario, una estrecha colaboración en interés del paciente.

¿Qué son los psicofármacos?
Según la RAE esta es la definición de psicofármacos: “Medicamento que actúa sobre la actividad mental”.
La historia de los psicofármacos es bastante reciente, si tenemos en cuenta que, ya en la antigüedad, el ser humano utilizaba una serie de sustancias naturales capaces de alterar la percepción de la realidad (a menudo con efectos alucinatorios), modificar el pensamiento y tratar ciertas patologías.
La psicofarmacología moderna puede situarse en torno a la década de 1950, cuando se descubrieron las propiedades antipsicóticas de la reserpina y las calmantes de la clorpromazina.
La investigación química y farmacológica se amplió posteriormente hasta incluir numerosos fármacos utilizados para tratar los cambios de humor y el trastorno bipolar, los trastornos depresivos, las crisis de ansiedad, los ataques de pánico o trastornos de la personalidad como el trastorno límite.
Sin embargo, muchos problemas emocionales y de salud mental no son reducibles a un desequilibrio bioquímico. Como todos sabemos, los problemas psicológicos tienen su origen en acontecimientos vitales y están influidos por ellos.
Dado que no cambian la forma en que las personas se relacionan psicológicamente con sus experiencias, los fármacos por sí solos no pueden resolver estos problemas. Haciendo un símil, el tratamiento únicamente con medicamentos es como suturar una herida de bala sin antes extraerla.
Tipos de psicofármacos
Los psicofármacos más utilizados en el tratamiento de los trastornos mentales actúan sobre la regulación de los neurotransmisores del sistema nervioso central (como la dopamina y la serotonina). Algunos fármacos utilizados en psiquiatría tienen indicaciones terapéuticas más amplias, pero podemos dividirlos en 4 macrocategorías:
- Antipsicóticos: como su nombre indica, estos fármacos están indicados sobre todo para los trastornos psicóticos (como la esquizofrenia, un trastorno grave caracterizado por delirios y alucinaciones), pero, para algunos, también existe una indicación para la estabilización del estado de ánimo.
- Ansiolíticos: son fármacos indicados principalmente para los trastornos de ansiedad, pero también, por ejemplo, para contrarrestar los efectos de abstinencia provocados por la dependencia del alcohol u otras sustancias de abuso. Entre los psicofármacos más "famosos" se encuentran las llamadas benzodiacepinas.
- Antidepresivos: son psicofármacos utilizados principalmente en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo, como la depresión mayor o la depresión reactiva. Su empleo es complementario a otras técnicas de terapia para salir de la depresión. Los antidepresivos tienen un uso muy amplio, por lo que también pueden utilizarse en el tratamiento de trastornos de la alimentación, trastorno obsesivo compulsivo o trastorno de estrés postraumático.
- Estabilizadores del estado de ánimo: son psicofármacos que se utilizan principalmente en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo caracterizados por fluctuaciones tímicas importantes, como la ciclotimia y el trastorno bipolar.
Según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes España es el país con mayor consumo de benzodiacepinas, que se recetan para dormir mejor por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular.

Los efectos secundarios de los psicofármacos
El miedo a tener que tomar psicofármacos, debido a los posibles efectos secundarios, puede ser una de las razones que inhiben a las personas de iniciar una psicoterapia. Pero acudir a un psicólogo no significa tomar psicofármacos, aunque en algunos casos pueden ser necesarios.
¿Es cierto que los psicofármacos son malos? ¿Dañan el cerebro? Los psicofármacos pueden provocar ciertos efectos secundarios a corto y largo plazo, por lo que sólo deben tomarse bajo supervisión médica.
La tarea de los médicos y profesionales de la salud mental es precisamente proteger el bienestar del paciente sopesando cuidadosamente los pros y los contras de tomar los fármacos.
Entre los efectos secundarios más comunes de las distintas clases de fármacos psicoactivos se encuentran:
- Disfunción sexual, como eyaculación retardada y anorgasmia.
- Taquicardia, sequedad de boca, estreñimiento, mareos.
- Ansiedad, insomnio, cambios en el peso corporal.
- Mareos, cansancio, reacciones lentas, somnolencia.
- Déficit de memoria, erupciones cutáneas, hipotensión arterial.
Pensándolo bien, todos los medicamentos en general (incluso la taquipirina más común) tienen efectos secundarios. Si alguien sufre trastornos que considera incapacitantes, es necesaria la labor de un psiquiatra, junto con la de un psicólogo.
Otro efecto secundario poco frecuente es el efecto paradójico, es decir, la producción de efectos indeseables diferentes y/o contrarios a los previstos, y si esto ocurre, hay que alertar al médico.
Los estudios de un grupo de neurocientíficos han investigado este fenómeno, esbozando las bases para producir fármacos con un mayor índice terapéutico y menos efectos secundarios. Entre ellos, la posible adicción, cuyos efectos también pueden controlarse mediante psicoterapia.
¿Cuál es la forma correcta de tomar psicofármacos?
Como hemos dicho, quien prescribe ansiolíticos, antidepresivos o antipsicóticos debe ser un médico o un psiquiatra, en cambio, los psicólogos no pueden hacerlo.
¿Es posible tomar psicofármacos de por vida? Una terapia farmacológica a base de psicofármacos se diseña de forma absolutamente individualizada, por lo que no puede haber una regla universal que establezca durante cuánto tiempo hay que tomarlos.
Los efectos de los psicofármacos, como ya se ha dicho, pueden ser inmediatos o llegar pasado un tiempo, pero en cualquier caso, la terapia farmacológica debe realizarse durante el tiempo y en la forma que determine el profesional, que además hará posible prevenir una posible adicción a los psicofármacos. ¿Por qué es tan importante recalcar esto? Pues porque una encuesta de EDADEs 2022 señala que el 9,7 por ciento de la población española ha consumido hipnosedantes con o sin receta, mientras que el 7,2 por ciento de la población reconoce consumir a diario estos fármacos.
¿Qué ocurre si uno deja de tomar psicofármacos bruscamente? Si un paciente decide dejar de tomar un psicofármaco por su cuenta, puede experimentar efectos secundarios como síndrome de abstinencia, exacerbación del trastorno o recaída de la enfermedad.
Es importante, por lo tanto, que la interrupción de los psicofármacos se acuerde con el médico, que guiará al paciente hacia una reducción gradual de las dosis, hasta la interrupción total de los psicofármacos y el fin de la terapia.

Psicoterapia y psicofármacos: ¿sí o no?
Dependiendo de la afección relacionada con la salud mental deberán tomarse o no. Los psicofármacos ayudan y pueden apoyar al tratamiento psicoterapéutico, lo que permitirá a la persona obtener más y mejores efectos terapéuticos.
Varios estudios han demostrado la eficacia de la medicación junto con la psicoterapia. Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual combinada con medicación específica tiende a producir una mejora significativa de los síntomas del trastorno por ataques de pánico y otros trastornos de ansiedad.
Aunque hay psiquiatras que, dependiendo del trastorno que tengan que tratar, no utilizan psicofármacos, en general, no parece que haya psiquiatras que digan estar "en contra" de los psicofármacos, que, en un tratamiento a corto plazo, resultan ser tan eficaces como la terapia psicológica.
Por supuesto, un resultado deseable de la psicoterapia (un tratamiento que en algunos problemas de salud mental tiene una eficacia a largo plazo superior a la medicación) es la reducción o eliminación de la necesidad de psicofármacos u otros medicamentos.
Fármacos psicotrópicos, terapia psicológica y bienestar mental
Muchos problemas de salud emocional y psicológica pueden beneficiarse del tratamiento combinado de medicación y psicoterapia.
Por ello, es fundamental acudir a un profesional del bienestar psicológico, como un psicólogo online, capaz de realizar un diagnóstico correcto y, si es necesario, implicar a médicos y psiquiatras para una terapia farmacológica en función del alcance del trastorno diagnosticado.
Trabajar con un psicólogo también puede ayudar a evitar la demonización de los fármacos, que sólo puede verse como un yugo alrededor del cuello. Cualquier psicólogo podrá despejar cualquier duda sobre las terapias combinadas con psicofármacos y dar las indicaciones adecuadas.
En cualquier caso, es absolutamente desaconsejable tomar psicofármacos sin necesitarlos.