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Mentalización: ¿qué es y por qué es importante?

Mentalización: ¿qué es y por qué es importante?
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Buencoco
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
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Publicado el
25.10.2022

Aunque parezca una palabra difícil de entender, la mentalización es en realidad un concepto tan antiguo como la capacidad humana de autoconciencia. 

El psicoanalista británico P. Fonagy, en su Teoría de la mentalización, definió este proceso como la capacidad de interpretar el comportamiento propio o el de otros a través de la atribución de estados mentales; la capacidad de reflexionar y comprender el propio estado de ánimo, de tener una idea de lo que se siente y por qué. En este artículo, hablaremos del significado de la mentalización y de su aplicación en psicología. 

¿Qué es la mentalización?  

A menudo, damos por sentada la capacidad de percibir los pensamientos de forma imaginativa y de interpretar nuestro comportamiento y el de los demás en relación con los estados mentales. Sin embargo, es precisamente de esto de lo que depende una serie de factores que influyen en nuestra vida diaria, nuestra salud mental y nuestras relaciones con los demás. ¿Qué significa mentalizar?

El concepto de mentalización se originó a principios de la década de 1990, cuando algunos autores lo utilizaron en estudios sobre el autismo y en el contexto de estudios de relaciones de apego de base psicoanalítica. 

Un ejemplo fundamental de mentalización en psicología es, como hemos mencionado, la teoría de la mente de Fonagy, que define la influencia de la mentalización en el desarrollo del yo. 

La mentalización, de hecho, está relacionada con dominios de conocimiento que a menudo se solapan entre sí:

  • psicoanálisis;
  • psicopatología del desarrollo;
  • neurobiología;
  • filosofía.

La teoría de la mentalización 

La mentalización, según Peter Fonagy, es un proceso de representación mental a través del cual llegamos a concebirnos a nosotros mismos y a los demás como poseedores de estados mentales. Fonagy describe esta capacidad de imaginar las mentes de los demás como algo aún más complejo que la empatía. 

La empatía, para Fonagy, es lo que podemos sentir por una persona basándonos en nuestra capacidad de imaginar lo que la otra persona está sintiendo. Sin embargo, esa imaginación de lo que siente la otra persona que provoca la empatía no es más que la capacidad de mentalización. Otro concepto relacionado y superpuesto a la mentalización es la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de utilizar las emociones para pensar y orientarse sobre los aspectos subjetivos e intersubjetivos de la realidad.

Lo más importante de la mentalización es que, como sostiene Fonagy, se deriva tanto del conocimiento de otras personas como de un conocimiento muy profundo de uno mismo. A través del conocimiento de nosotros mismos, somos capaces de mentalizar la experiencia del otro. 

Fonagy sostiene que este autoconocimiento se desarrolla muy pronto en la vida, a través de nuestras relaciones con las personas adultas que nos cuidan. Según la teoría del apego, para realizar una experiencia normal del yo y mentalizar las emociones, el bebé necesita que sus señales, la expresión de estados emocionales internos aún no definidos, encuentren un reflejo adecuado en un cuidador que las defina por él. 

Mentalizar lo que puede estar pasando por la mente de otra persona durante un momento de activación emocional -como la ira, el miedo o la nostalgia- es una habilidad que desarrollamos a medida que se profundiza en nuestras necesidades y capacidad de interacción.

La mentalización en la vida cotidiana
Fotografía de Pixabay

La mentalización en la vida cotidiana

En la vida cotidiana, la mentalización implica el uso de varias operaciones cognitivas, entre ellas:

-percibir;

-imaginar;

-describir;

-reflexionar.

La mentalización es también una forma de imaginación. Somos también capaces de interpretar el comportamiento a través de un pensamiento imaginativo y metafórico que nos permite dar sentido. Ser consciente de los estados mentales y afectivos de las personas con las que nos relacionamos forma parte y es un aspecto importante de la mentalización. Conocecer cómo piensan y sientes los demás es esencial para nuestras relaciones y crecimiento personal.

Uno de los ejemplos más clásicos de mentalización es el de una madre hacia su hijo/a. Una madre que percibe el llanto de su hijo/a puede imaginar lo que significa ese llanto y así reconocer el estado en que se encuentra el niño o la niña, activándose para hacer algo por ayudarle. De hecho, la capacidad de comprender los estados mentales de la otra persona también nos impulsa a actuar para aliviar su sufrimiento; por tanto, podríamos decir que la lógica de la mente emocional es proactiva.

¿Cómo nos mentalizamos?

  • Explícitamente: cuando hablamos de estados mentales. Por ejemplo, cuando una persona acude a un psicólogo/a, intenta mentalizarse de forma consciente y explícita pensando y hablando sobre sus pensamientos y emociones;
  • Implícitamente: cuando hablamos con otras personas tenemos en cuenta otros puntos de vista y reaccionamos, incluso inconscientemente, a los estados afectivos que percibimos de los demás.

El desarrollo de la mentalización

La historia del desarrollo de un individuo influye en su funcionamiento y en su capacidad de mentalización. En la investigación en el campo de la psicología del desarrollo, se vio que los padres con una puntuación alta en la medida de mentalización tendían a tener hijos e hijas con un apego más seguro. Por lo tanto, la calidad de las relaciones con las personas cuidadoras subyace a la regulación afectiva y a la relación interpersonal.

También es posible que durante el embarazo la futura madre comience a experimentar el proceso de mentalización con el hijo o hija que espera. Un progenitor capaz de reconocer, contener y modular sus propios estados afectivos y los del niño o niña permitirá que este interiorice este modelo positivo de regulación emocional. 

Es significativo, por tanto, cómo la calidad de las relaciones tempranas con las personas cuidadoras influye, en la vida adulta, en la capacidad de lo siguiente:

  • intuir estados mentales;
  • regular los efectos;
  • eficacia en las relaciones interpersonales.

Por ejemplo, en los pacientes con trastorno límite de la personalidad existe una frágil capacidad de mentalización.  Las personas afectadas por este trastorno han experimentado en el pasado la invalidación emocional, es decir, la desautorización de sus propias emociones (por ejemplo, que les digan "no ha pasado nada, no hay motivo para llorar" ante las lágrimas), lo que les lleva, por un lado, a intentar no manifestar sus emociones, por las que se sienten avergonzadas, y, por otro, a estar extremadamente atentas a los estados mentales de las demás personas para adaptarse a ellas. 

Según Fonagy, la representación del yo y de los demás a través de estados mentales como los pensamientos, las creencias, los deseos, etc., no se desarrolló en la persona borderline. Al carecer de una relación de apego segura en la infancia, experimentó una experiencia "anormal" de su propio yo.

Asimismo, varios estudios han demostrado cómo la alexitimia impide el acceso a la mentalización. En las personas alexitímicas, que viven bajo la anestesia emocional, existe una dificultad para mentalizar sus estados mentales internos, lo que les lleva a regular sus emociones a través de un comportamiento impulsivo. 

Tratamiento basado en la mentalización: terapia psicológica

Como hemos visto, la mentalización es la base de una vida psíquica y relacional satisfactoria y saludable. Todos somos capaces, en distintos grados y momentos, de mentalizar las emociones. Sin embargo, esta capacidad también varía de una persona a otra en función de las experiencias vitales y las características del entorno.

Empezar una terapia basada en la mentalización significa embarcarse en un viaje psicológico estableciendo una relación terapéutica de confianza, que puede promover la capacidad de pensar de forma flexible y reflexiva:

  • Aumentar la conciencia de sí mismo.
  • Mejorar la gestión de las emociones.
  • Promover la eficacia en las relaciones interpersonales.

Peter Fonagy considera que la mentalización en psicología desempeña un papel decisivo en el proceso de curación. La terapia con un psicólogo online puede ser una experiencia muy importante porque es un profundo ejercicio de mentalización. Al tener un espacio para pensar, hablar y expresar lo que tienes en mente, te vuelves accesible a ti mismo de una manera nueva y esclarecedora. Adentrarte en los principios de la psicología positiva también puede ayudarte a crecer como persona, centrándote en tus fortalezas personales y tus virtudes para mejorar tu bienestar psicológico.

Conclusión: libros sobre mentalización 

Hay muchos libros sobre la mentalización. A continuación, te presentamos una lista: 

  • Regulación afectiva, mentalización y desarrollo del yo, de Peter Fonagy, Gergely, Jurist y Target. Los autores defienden la importancia del apego y la afectividad en el desarrollo del yo, proponiendo modelos de intervención psicoanalítica que permiten la adquisición gradual de la capacidad de mentalización incluso en pacientes con una historia de abuso y abandono ambiental. El libro muestra cómo la investigación sobre el apego puede, de hecho, proporcionar importantes conocimientos para la terapia con los pacientes.
  • Tratamiento basado en la mentalización, de Bateman y Fonagy. El libro ofrece algunas pautas prácticas para el tratamiento de los pacientes límite, para ayudarles a desarrollar una mayor capacidad de modular sus respuestas emocionales. El texto incluye referencias teóricas esenciales, complementadas con indicaciones precisas sobre los procedimientos de evaluación y las intervenciones básicas para promover la mentalización. Y, por supuesto, sobre lo que no hay que hacer.
  • Mentalización y trastornos de la personalidad, de Anthony Bateman y Peter Fonagy.Se trata de una guía práctica para el tratamiento basado en la mentalización (TMB) de los trastornos de la personalidad. El libro, dividido en cuatro partes, expone cómo se introduce a los pacientes en el modelo de mentalización para que su trastorno de personalidad tenga sentido para ellos. Explica por qué se recomiendan algunas intervenciones y se desaconsejan otras, y describe sistemáticamente el proceso de tratamiento, tanto en la terapia de grupo como en la individual, para favorecer una mentalización más estable.
  • Mentalización en el ciclo vital, de Nick Midgley (con aportaciones de expertos internacionales, como Peter Fonagy y Mary Target). Este libro explora el concepto de mentalización desde una perspectiva teórica, la utilidad de las intervenciones basadas en la mentalización en los servicios de psicopatología infantil, y la aplicación de la mentalización en entornos comunitarios y escuelas.  Esta obra es de especial interés para los clínicos y los que trabajan terapéuticamente con los niños y sus familias, pero también está dirigido a los maestros de escuela, los investigadores y los estudiantes interesados en la salud mental de los niños y los adolescentes, y los estudiosos de la psicología del desarrollo y la cognición social.
  • Tener en cuenta las emociones. Mentalización en psicoterapia, de L. Elliot Jurist. El autor ofrece una lúcida visión general de la mentalización en psicoterapia y luego ilustra cómo ayudar a los pacientes a reflexionar sobre sus experiencias emocionales. Integra la ciencia cognitiva y el psicoanálisis para desglosar la "afectividad mentalizada" en distintos procesos que los terapeutas pueden cultivar durante las sesiones.
  • Mentalisation-based treatment for children, de Nick Midgley. Este libro es una guía clínica para la aplicación del modelo MBT en un tratamiento a corto plazo, de 9 a 12 sesiones, para niños de 6 a 12 años con manifestaciones clínicas como ansiedad, depresión y dificultades de relación.
  • Mentalización en la práctica clínica, de Jon G. Allen, Peter Fonagy, Anthony Bateman. Este volumen pretende examinar las aplicaciones de la mentalización al tratamiento del trauma, la terapia de padres e hijos, los enfoques psicoeducativos y la prevención de la violencia en los sistemas sociales. La tesis de los autores es que si la eficacia del tratamiento depende de la capacidad de los terapeutas para mentalizar y ayudar a los pacientes a hacerlo de forma más coherente y eficaz, los clínicos de todas las orientaciones pueden beneficiarse de una comprensión profunda del concepto de mentalización.
  • Mentalización. Psicopatología y tratamiento de J. G. Allen, Fonagy y Zavattini. El libro, gracias a la contribución de destacados estudiosos del tema, presenta de forma articulada los diferentes aspectos de la mentalización, ilustrando sus implicaciones prácticas en la intervención clínica. Un texto para todos aquellos que en diferentes capacidades -psicólogos clínicos, psiquiatras, psicoterapeutas- se dedican al tratamiento de la mente.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional.

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