A menudo nos preguntamos cuál es la clave para que las relaciones funcionen, bien con la pareja o con otras personas de nuestro entorno. Pues bien, una de los elementos más importantes es la intimidad porque implica compartir de forma recíproca nuestros sentimientos, emociones, anhelos, aspiraciones…Sin embargo y por diferentes motivos, hay personas que tienen miedo a establecer un vínculo de intimidad, y de eso trata esta entrada de blog: el miedo a la intimidad y cómo superarlo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de intimidad?
Intimidad significa interioridad y profundidad y representa la posibilidad de sentir seguridad y comodidad en nuestras relaciones con otras personas. Si hay intimidad:
- Se comparten los propios sentimientos, pensamientos y emociones.
- La actitud es de profunda confianza y aceptación de la otra parte.
- Ambas partes son capaces de expresar sus emociones y escucharse con sus miedos, inseguridades y deseos.
Las relaciones en las que hay intimidad son satisfactorias y enriquecedoras para ambas partes.
Si hablamos de intimidad en un vínculo de pareja, entonces es cuando desarrollamos el sentimiento de ser comprendidos, escuchados, entendidos y deseados por quienes somos. Además, cuando no hay miedo a la intimidad, las parejas pueden sentirse libres para mostrarse tal como son, con su singularidad y originalidad, en un ambiente de profunda tranquilidad. Entonces si nos aporta innumerables beneficios, ¿por qué desarrollamos miedo a la intimidad o ansiedad relacional (como también se le llama)?

¿Por qué le tenemos miedo a la intimidad?
Intimar significa poder soltarse y mostrarse tal cual se es y eso, a su vez, implica perder un control que nos da certezas, pero que no nos permite poder vivir la relación en profundidad.
El miedo a la intimidad dificulta descubrir a la otra parte de manera auténtica, pero también de no revelar nuestros recursos y nuestras inseguridades. Establecer intimidad implica la posibilidad de poder vivir una relación profunda y auténtica con la otra persona, con la oportunidad de descubrir y mostrar las partes más frágiles del propio ego.
El miedo a la intimidad se caracteriza por la siguiente serie de causas:
- El miedo a que nos hieran, a no tener la compresión ni la escucha de la otra parte. Mostrarse vulnerable puede provocar una ansiedad y hay miedo a poder sufrir.
- El miedo al abandono o rechazo puede ser una herida desgarradora para el corazón de una persona que ya está lastimada y que piensa que no vale la pena abrirse a los demás.
- El miedo a ser diferente y a pensar en la falta de aceptación por el otro miembro al mostrarse tal y como se es. Atemorizarse con la idea de que ser diferente podría hacer imposible estar juntos.
- El miedo a poder distanciarse de la otra persona.
Desarrollar intimidad hace que las relaciones se vuelvan un riesgo y se pueden desarrollar actitudes evitativas, que distancian de los demás o no permiten profundizar. De esta manera, las relaciones se vuelven insatisfactorias y, como consecuencia, se confirma la creencia de que es mejor no soltarse en las relaciones o de que no se puede confiar en la otra parte. El miedo a sufrir anula el deseo de amar y de que nos amen.
El miedo a la intimidad tiene su origen en nuestro pasado
Durante la infancia podemos desarrollar el miedo a la intimidad y a entrar en una relación profunda con otra persona, ya que podemos experimentar el rechazo de esta.
Como resultado del rechazo y el dolor emocional que eso trae consigo, podemos decidir encerrarnos en nosotros mismos. Es así como aprendemos, desde la infancia, a no confiar en los demás como estrategia para evitar el dolor.
Si sentimos incomprensión e invisibilidad durante la niñez, podemos tener una profunda dificultad para creer que alguien puede estar ahí para nosotros y que realmente pueda amarnos y valorarnos por lo que somos. Una persona, tras haber sido herida en sus primeras relaciones, puede temer a que vuelvan a lastimarla.
Todo lo que aprendemos a una edad temprana se convertirá en parte de nuestro yo: pensaremos que somos así y no merecemos nada más. Si otra persona demuestra lo contrario y siente amor y confianza por nosotros, podemos entrar en conflicto y tener dificultades para creer en ella. Sentiremos desconfianza, temor y miedo a que nos engañen.
¿Cómo superar el miedo a la intimidad?
Superar el miedo a la intimidad es crucial porque permite a las personas ser capaces de construir un vínculo auténtico y hace que las relaciones interpersonales sean plenas.
Para superar el miedo a la intimidad se debe intentar lo siguiente:
- Aprende a aceptar a la otra parte y a aceptarte con tu singularidad, teniendo en cuenta tus recursos y debilidades. Amarte y respetarte por quien eres es fundamental. Trabaja tu autoestima.
- Sé tú mismo o misma y trata de compartir. Demuestra que confías en la otra persona y abre la posibilidad de que esa confianza sea recíproca.
- Aprende a compartir el malestar y el miedo con tu pareja, para que esta pueda ayudar a alejar los sentimientos negativos.
- Ve la relación como una oportunidad de crecimiento y no como un peligro.
- Ábrete poco a poco, paso a paso, con personas de confianza, para que se convierta en un hábito.
Lograr la intimidad en una relación es una meta muy importante, ya que nos permite vivir plenamente la relación y poder combatir la soledad o sentirse solo o sola y disfrutar más de la compañía de otras personas.
Si necesitas superar miedos y tener más herramientas para afrontar los retos diarios, ir al psicólogo puede ser de ayuda.