Astenia: cuando una siesta no es suficiente

Astenia: cuando una siesta no es suficiente
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Artículo revisado por nuestra redacción clínica
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Publicado el
23.5.2024

Cansancio excesivo, debilidad generalizada, disminución de la fuerza muscular. Todos hemos podido sentir alguna vez un momento de agotamiento y fatiga, que suele ser transitorio. Pero ¿qué pasa cuando el cansancio y el no tener ganas de hacer nada persisten incluso si intentamos combatirlos? Es probable que pueda tratarse de astenia.

¿Qué es la astenia? Como de costumbre, recurrimos a la etimología de la palabra para entender mejor el significado de astenia. La palabra proviene del griego astheneia, o sea a- “sin” stheneia “fuerza”. Por lo que podemos darle el significado de “sin fuerza”, “debilidad”.

La astenia no es una patología, es más correcto definirla como una condición que provoca un sentimiento de cansancio y debilidad (que puede ser física y mental) que no desaparece ni siquiera descansando.

La astenia se suele asociar a condiciones médicas crónicas y se puede enumerar también entre los efectos colaterales de algunos fármacos, pero además puede ser un síntoma de malestar psicológico. Se caracteriza por síntomas diversos y puede tener diferentes causas.

Tipos de astenia

Podemos identificar diversos tipos de astenia que difieren en algunas características:

  • Astenia muscular: el estado de astenia afecta a los músculos del cuerpo (por ejemplo: el síndrome de las piernas cansadas).
  • Astenia psicofísica: engloba tanto aspectos físicos como psicológicos y puede producirse, por ejemplo, en condiciones de burnout (astenia por estrés).
  • Astenia psicogénica: también conocida como astenia psicológica o astenia nerviosa, puede estar relacionada con la meteorosensibilidad, la depresión y los trastornos depresivos (astenia por depresión), la ansiedad (astenia por ansiedad), los trastornos mentales como el trastorno bipolar o incluso otros problemas psicológicos.
  • Astenia crónica: es una astenia grave (o astenia acentuada) que puede ser invalidante porque se trata de un tipo de astenia persistente.
  • Astenia estacional: en estos casos se habla de “astenia por cambio de estación”. Al igual que con la depresión estacional, la astenia puede aparecer en períodos de transición de una estación a otra.

¿Cuáles son los síntomas de la astenia? ¿Y las causas? Lo vemos con más detalle a continuación.

La astenia nos impide trabajar de forma efectiva
Foto de Andrea Piacquadio (Pexels)

Síntomas de la astenia

La astenia tiene síntomas que también se pueden encontrar en otras patologías. Por eso, para un diagnóstico correcto, es fundamental consultar un especialista que pueda analizarlos y encontrar posibles correlaciones con otros problemas. Entre los síntomas principales de la astenia, cabe destacar:

  • la sensación de debilidad generalizada en una o varias partes del cuerpo,
  • la falta de energía,
  • la disminución de la capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas normales,
  • la somnolencia,
  • la falta de apetito,
  • la dificultad para concentrarse,
  • los vértigos,
  • el dolor de cabeza,
  • el insomnio.

Algunos de estos síntomas se encuentran también en la astenia nerviosa o aparecen en caso de astenia por estrés o por depresión. Una vez vistos los síntomas principales, profundicemos en las causas que provocan la astenia.

Causas de la astenia

Como hemos mencionado al hablar de los diferentes tipos de astenia, las causas de esta condición pueden tener orígenes diversos. Por ejemplo, si hay una correlación entre la astenia y el calor, es probable que sean las altas temperaturas las que provocan una mayor debilidad. De modo que podría ser la consecuencia de enfermedades como la diabetes, la hepatitis o los problemas cardiovasculares.

Sin embargo, en este párrafo nos centraremos en las causas psicológicas de la astenia para luego entender cómo se cura la astenia y si es posible curarla. Las causas de la astenia no siempre están estrechamente ligadas a enfermedades, sino que pueden depender de estados mentales delicados. De hecho, en el caso de la astenia psicogénica, la sensación de cansancio y debilidad excesiva se puede enumerar entre los síntomas psicosomáticos. 

Por ejemplo, la depresión y la astenia muscular son un binomio habitual, al igual que pueden serlo los ataques de pánico, la ansiedad y la astenia, que también se pueden encontrar entre las consecuencias de un duelo no resuelto. Así pues, es muy probable que el estrés, al provocar una fatiga mental excesiva, pueda ser la causa de la astenia mental y física.

La astenia también es uno de los síntomas que pueden aparecer en el caso de las adicciones, sobre todo si hablamos de alcoholismo, así como en algunos trastornos de la conducta alimentaria. Asimismo, la astenia se puede encontrar en algunos casos de depresión reactiva, trastorno obsesivo compulsivo y depresión bipolar.

A estas causas de carácter psicológico podemos añadir las relacionadas con un estilo de vida poco saludable como:

  • abusar de la comida basura,
  • hacer demasiado ejercicio físico (también propio de la vigorexia) o no hacer nada, 
  • mantener una postura incorrecta,
  • tener un sueño irregular o dormir poco.
Uno de los síntomas de la astenia es la sensación extrema de cansancio
Foto de Andrea Piacquadio (Pexels)

Combatir la astenia

Una persona asténica percibe una disminución del tono muscular, pero es incapaz de recuperarlo incluso con un poco de ejercicio o, por el contrario, con un reposo reparador. Aunque ya lo hemos mencionado, conviene repetir que el diagnóstico de astenia debe realizarlo un profesional que tenga en cuenta tanto los factores físicos (por ejemplo: un análisis de sangre) como los psicológicos.

La persona encargada de tratar la astenia debe ser un profesional capaz de interpretar los síntomas del paciente asténico y de pensar en el tratamiento únicamente después de haber realizado un diagnóstico. De hecho, por el simple hecho de que las causas (tanto si se trata de una astenia generalizada o circunstancial) dependan de variables subjetivas, es necesario tener en cuenta el estado psicológico de la persona asténica.

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Astenia: ¿a quién podemos recurrir?

Un médico generalista puede seguramente hacer una primera evaluación de los síntomas de la astenia, pero es poco probable que pueda prescribir una terapia específica. No obstante, podrá derivar al paciente a un especialista, lo que puede implicar a otros profesionales como un neurólogo, un psicólogo o un psiquiatra.

En el estudio anamnésico puede surgir lo siguiente:

  • el tipo de debilidad que percibe el paciente, la frecuencia y la duración (¿Es una astenia intensa? ¿Repentina? ¿Acentuada? ¿Con qué frecuencia se produce y en qué contextos?),
  • si el paciente padece ya otras patologías y de qué tipo,
  • si la persona está atravesando un período de mucho estrés, ansiedad o depresión, o si existen otros problemas que minan su equilibrio psicológico,
  • cuáles son sus hábitos y su estilo de vida.

Seguramente podrá sugerir algunos remedios naturales para la astenia, como puede ser la recomendación de cuidar la alimentación, hacer un poco de ejercicio físico o dedicar algo de tiempo a descansar. Asimismo, un estudio multidisciplinar puede contribuir a hacer un diagnóstico más preciso y encontrar el tratamiento más adecuado.

En el caso de la astenia psicogénica, la intervención de un profesional de la salud mental puede resultar fundamental, ya que este puede indagar en las causas psicológicas de dicha condición y trabajar junto al paciente para superarlas.

Este texto es una adaptación en español del artículo “Astenia: quando un riposino non basta” publicado en versión original en el blog de Unobravo.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional.

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