Trastornos mentales

Tripofobia: el miedo a los agujeros

Tripofobia: el miedo a los agujeros
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Buencoco
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
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Publicado el
8.2.2023

Estar delante de una esponja llena de agujeritos o ante un trozo de queso Emmental parece algo completamente inofensivo, de hecho, lo es. Pero hay para quienes esto resulta un auténtico problema… Hablamos de la tripofobia, qué es, sus síntomas y cómo afrontarla.

Qué es la tripofobia

El término tripofobia apareció por primera vez en la bibliografía especializada en psicología en 2013, cuando los investigadores Cole y Wilkins observaron un trastorno psicológico que se apodera de las personas cuando observan ciertas imágenes de agujeros, como los de una esponja, un queso suizo o un panal de abejas. La reacción ante estas imágenes es de repugnancia y asco inmediatos. 

La visión de patrones formados por pequeñas figuras geométricas muy próximas entre sí produce miedo a esos agujeros, temor o repulsión. Aunque sobre todo, son los agujeros los que desencadenan el miedo, también pueden ser otras formas repetitivas particulares, como los círculos convexos, los puntos cercanos o los hexágonos de una colmena. 

Actualmente, la llamada fobia a los agujeros no es un trastorno psiquiátrico reconocido oficialmente y, como tal, no aparece en el DSM. Aunque se denomina tripofobia, no es una verdadera fobia (lo mismo sucede con la panofobia) como, por ejemplo, la talasofobia, la megalofobia, la emetofobia, la aracnofobia, la fobia a las palabras largas, la hafefobia, la entomofobia o la tanatofobia, que se caracterizan por una ansiedad excesiva ante un desencadenante y el consiguiente comportamiento de evitación.

El miedo a los agujeros, como decíamos, está vinculada a la emoción del asco, por lo que un pequeño porcentaje de personas sienten auténticas náuseas al ver imágenes con agujeros.

que es tripofobia
Foto de Andrea Piacquadio (Pexels)

Tripofobia: significado y orígenes 

Para entender qué es la la llamada fobia a los agujeros, el significado de su nombre, sus causas y su posible tratamiento, empecemos por su etimología. La etimología de tripofobia procede del griego: "trýpa", que significa agujero, y "phóbos", que significa miedo. Literalmente, por tanto, tripofobia significa fobia a los agujeros. 

El miedo a los agujeros surge a menudo a través de imágenes publicadas en internet. Y de hecho es muy reciente, ya que como apuntábamos al inicio, solo se habla de ella desde 2013. La persona con miedo a los agujeros dice que se siente sobrecogida por una imagen en la que aparecen numerosos puntos en primer plano, tiene náuseas y ansiedad y, en algunos casos, siente miedo a perder el control

Síntomas de la tripofobia

Además de las náuseas, otros síntomas de la fobia a los agujeros pueden ser:

  • dolor de cabeza
  • picor
  • ataques de pánico

Los síntomas se desencadenan cuando una persona ve un objeto con agujeros cercanos o formas que se asemejan a ellos. 

Los dolores de cabeza suelen estar relacionados con las náuseas, mientras que se han detectado picores en personas que habían observado imágenes de agujeros en la piel, como en el caso del “pecho de loto”, un fotomontaje que apareció en internet y que mostraba semillas de loto en el pecho desnudo de una mujer.

Las personas con miedo a los agujeros pueden tener ataques de pánico, por ejemplo, cuando interpreta los síntomas de ansiedad como signos de amenaza al exponerse continuamente a imágenes que considera repugnantes; de hecho, la persona puede desarrollar un comportamiento ansioso y temeroso debido al miedo a encontrarse con una de estas imágenes en cualquier momento.

Además de experimentar síntomas como el miedo y el asco, las personas con fobia a los agujeros también suelen tener cambios de comportamiento. Por ejemplo, rehuir comer ciertos alimentos (como fresas o chocolate con burbujas) o evitar ir a ciertos lugares (como una habitación con papel pintado de lunares).

fobia a los agujeros
Foto de Towfiqu Barbhuiya (Pexels)

Tripofobia: causas y factores de riesgo 

Las causas aún se desconocen y los investigadores suponen que es la exposición a determinados tipos de imágenes lo que puede provocar una respuesta fóbica. Por ejemplo, la imagen de un pulpo de anillos azules provoca una reacción inmediata de ansiedad y asco.

Se ha planteado la hipótesis de que las imágenes de animales venenosos y potencialmente mortales para el ser humano son la causa de la reacción fóbica. El pulpo de anillos azules es, en efecto, uno de los animales más mortíferos del planeta, pero no solo eso, muchos reptiles, como las serpientes, tienen una coloración muy brillante realzada por formas circulares que pueden percibirse como agujeros.

Por lo tanto, es posible que nuestros antepasados, que tuvieron que aprender a defenderse de los animales amenazadores, nos hayan transmitido hasta hoy el instinto innato de temer a otros seres vivos con una determinada coloración brillante y moteada. Del mismo modo, es posible que la sensación de picor, asociada al asco, sea una defensa natural de la piel ante una posible contaminación, ya sea por un veneno o por pequeños animales como insectos que podrían infestar, en la imaginación de personas con fobia a los agujeros, su cuerpo.

Causas evolutivas

Según una de las teorías más populares, la tripofobia es una respuesta evolutiva a la enfermedad o al peligro, al igual que el miedo a las arañas. La piel enferma, los parásitos y otras afecciones infecciosas, por ejemplo, pueden caracterizarse por agujeros en la piel o protuberancias. Pensemos en enfermedades como la lepra, la viruela o el sarampión. 

Los prejuicios y la percepción del carácter contagioso de las enfermedades cutáneas suelen causar miedo en estas personas.

Asociaciones con animales peligrosos

Otra teoría sugiere que los agujeros cercanos se parecen a la piel de algunos animales venenosos. Las personas pueden temer estas imágenes debido a asociaciones inconscientes.

Un estudio de 2013 examinó cómo las personas con miedo a los agujeros responden a ciertos estímulos en comparación con las que no tienen fobia a los puntos. Al mirar un panal, las personas que no sufren tripofobia piensan inmediatamente en cosas como la miel o las abejas, mientras que las que padecen fobia a los agujeros cercanos sienten náuseas y asco. 

Los investigadores creen que estas personas asocian inconscientemente la visión de un nido de abejas con organismos peligrosos que comparten las mismas características visuales básicas, como las serpientes de cascabel. Aunque no sean conscientes de esta asociación, puede ser la causa de que experimenten sentimientos de asco o miedo.

Asociaciones con agentes patógenos infecciosos

Un estudio de 2017 descubrió que los participantes tendían a asociar imágenes de puntos con patógenos transmitidos por la piel. Los participantes en el estudio informaron de sensaciones de picor al ver dichas imágenes. El asco o el miedo ante posibles amenazas es una respuesta adaptativa evolutiva. En muchos casos, estos sentimientos nos ayudan a mantenernos a salvo del peligro. En el caso de la tripofobia, los investigadores creen que puede tratarse de una forma generalizada y exagerada de esta respuesta normalmente adaptativa.

miedo a los agujeros
Foto de Andrea Albanese (Pexels)

Internet y las "imágenes desencadenantes”

Aunque su antiguo origen puede estar claro, los investigadores siguen sin ponerse de acuerdo sobre cómo se produce la primera manifestación de la fobia a los agujeros. De hecho, se cree que puede manifestarse en personas más propensas a la ansiedad o las fobias

A raíz de la difusión del “pecho de loto", que llamó la atención de todo el mundo sobre la tripofobia, los investigadores se preguntaron si no estaría generada por la circulación mundial en internet de estas imágenes desencadenantes, es decir, imágenes que provocan una reacción de fobia.

Entre las imágenes de objetos que pueden desencadenar fobia a los agujeros se incluyen:

  • flor de loto
  • panel de abejas
  • ranas y sapos (en concreto el sapo de Surinam)
  • fresas
  • queso suizo con agujeros
  • coral
  • esponjas de baño
  • granadas
  • pompas de jabón
  • poros de la piel
  • duchas

Los animales, incluidos los insectos, las ranas, los mamíferos y otras criaturas de piel o pelaje moteado, también pueden desencadenar síntomas de tripofobia. La fobia a los agujeros también suele ser muy visual. Basta con ver imágenes online o impresas para desencadenar sentimientos de repulsión o ansiedad.

Según Geoff Cole, el médico que publicó uno de los primeros estudios sobre la fobia a los agujeros cercanos, un iPhone 11 Pro también podría causar tripofobia. La cámara, explica el profesor de psicología de la Universidad británica de Essex, "reúne las características esenciales para provocar esa respuesta, porque está formada por un conjunto de agujeros. Cualquier cosa puede provocar tripofobia, siempre que siga este patrón".

Muchas personas podrían evitar con seguridad exponerse a imágenes que provocan asco y ansiedad evitando rodearse de imágenes desencadenantes u objetos que les recuerden el patrón ansiógeno. Sin embargo, se ha observado que muchos internautas se divierten haciendo circular estas imágenes por la red, aun a sabiendas de que pueden desencadenar una reacción de ansiedad violenta, fobia y asco en otras personas.

Internet permite que surjan trastornos psicógenos y que circulen y se propaguen de una persona a otra como si fueran virus. Así, ocurre que miles de millones de tripofóbicos potenciales se exponen involuntariamente al desencadenante de su asco y desarrollan una grave sintomatología fóbica.

Tripofobia: cura y remedios 

Afortunadamente, internet está poblado por unos cuantos bienhechores que han desarrollado vídeos que parecen tener un efecto similar al de una técnica de relajación, ayudando a la gente a relajarse e incluso a dormir.

Algunos de ellos son capaces de generar una respuesta denominada ASMR o Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma. Se trata de una respuesta de relajación física, a menudo asociada a hormigueos, que se genera al ver vídeos de personas comiendo, susurrando, cepillándose el pelo o doblando hojas de papel.

En cuanto a la eficacia de estos vídeos, hay que señalar que aún no se han reunido pruebas suficientes de su validez. Se trata sobre todo de testimonios de personas que han contado a otras su experiencia.

También existen tratamientos basados en la exposición, en la que la persona se expone gradualmente al estímulo fóbico hasta habituarse. Este tipo de intervención también suele emplearse en otros trastornos, como el trastorno de ansiedad generalizada. No obstante, aunque tanto la tripofobia como la ansiedad generalizada pueden provocar síntomas similares, se manifiestan de formas diferentes y pueden requerir diferentes enfoques de tratamiento.

Otras personas, en cambio, se exponen a imágenes que les provocan repugnancia para intentar desensibilizarse, pero no siempre consiguen los resultados deseados, arriesgándose incluso a aumentar la sensibilización al estímulo temido.

Por eso recomendamos abordar el miedo a los agujeros realizando un trabajo de desensibilización con la ayuda de un profesional experimentado en técnicas de relajación y tratamiento de diferentes tipos de fobias. En psicólogos online Buencoco puedes encontrarla.

Conclusión: la importancia de buscar ayuda  

Aunque se trata de un trastorno con claras consecuencias clínicas, laborales, escolares y sociales, la tripofobia sigue siendo un fenómeno desconocido y actualmente está siendo investigado por numerosos estudiosos a nivel internacional. 

Si no sabes cómo afrontarlo por tu cuenta, no dudes en recurrir a un profesional. Ir al psicólogo te ayudará, ya que un profesional podrá guiarte y acompañarte en el camino hacia la recuperación. 

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional.

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