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Los sistemas motivacionales en las relaciones

Los sistemas motivacionales en las relaciones
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Buencoco
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
Publicado el
28.2.2023

En toda relación nos guiamos por diferentes motivaciones y emociones que guían nuestro comportamiento y nuestras expectativas, no solo respecto a nosotros mismos, sino también respecto a otras personas y a las relaciones. En la perspectiva cognitiva evolutiva tales tendencias se denominan sistemas motivacionales. En esta entrada de blog vemos qué son los sistemas motivacionales y su papel en las relaciones de pareja y en la relación terapéutica.

¿Qué sistemas motivacionales se activan en las relaciones?

Dependiendo de las demandas específicas del entorno social, las motivaciones que pueden activarse en las relaciones pueden ser diferentes. Cuando nuestras necesidades dentro de la relación son satisfechas se desactivan y esto da lugar a nuevas motivaciones. 

Estas motivaciones pueden obedecer a los siguientes sistemas:

  • Sistema motivacional de apego: se activa tras una percepción de peligro y su objetivo es buscar cercanía y cuidados protectores. Una vez obtenida la protección, surgen emociones de confort, alegría, seguridad, confianza y se desactiva el sistema motivacional. Si, por el contrario, no se consigue lo que se esperaba, pueden aparecer emociones de miedo, ira, tristeza por la pérdida, desesperación, desapego emocional. Este sistema, llevado al límite en su forma más perjudicial podría dar lugar a dependencias emocionales o, incluso, a trastornos más graves como el síndrome de Noé, por ejemplo, un trastorno de acumulación compulsiva de animales.

  • Sistema motivacional agonístico: se activa cuando existe la percepción de competencia por un número limitado de recursos. Se desactiva cuando la otra parte, la "competidora", se da por vencida. Las emociones que acompañan a este sistema motivacional son: ira, desafío, triunfo, orgullo, desprecio, superioridad (como la que se siente cuando se tiene complejo de superioridad). Los obstáculos al logro pueden ser: miedo al juicio, vergüenza, humillación, tristeza, envidia.

  • Sistema motivacional de cuidados: se desencadena por la oferta de cuidados tras un "grito de socorro" de alguien que se percibe en estado de peligro y vulnerabilidad. El comportamiento asistencial está motivado por el cuidado, la ternura protectora, la alegría, la culpa o la compasión.

  • Sistema motivacional cooperativo: se activa cuando el otro es reconocido en su singularidad y alteridad, y percibido como un recurso para alcanzar objetivos comunes y compartidos. Las emociones que acompañan a la cooperación son la alegría, compartir, lealtad, reciprocidad, empatía, confianza. Los obstáculos a la cooperación pueden ser la culpa, el remordimiento, el aislamiento y la soledad, la desconfianza y el odio.

  • Sistema motivacional sexual: se activa por variables internas del organismo, como los patrones hormonales, o por señales de seducción de otra persona. Dentro de una pareja sexual, también pueden manifestarse posteriormente otros sistemas motivacionales que enriquecen la experiencia intersubjetiva. El sistema sexual está impulsado por la atracción, el deseo, el placer, la reciprocidad erótica, y se ve obstaculizado por el miedo, el pudor, los celos. Estas necesidades primarias, como la sexual, el hambre o la sed, son el primer nivel de necesidades (de otras como seguridad, afiliación, etc.) en la teoría jerárquica de necesidades representada en la pirámide de Maslow.

sistemas motivacionales
Foto de Anna Shvets (Pexels)

Del apego a los cuidados: pedir cuidados y saber cuidar

El apego se identifica con una demanda de cuidados y una búsqueda de protección, mientras que el cuidado se orienta por la oferta de cuidados, en respuesta a una petición de ayuda. Estos dos sistemas están estrechamente interconectados:

  • El apego, la búsqueda de proximidad y cuidados, orienta típicamente la motivación relacional del niño hacia la madre o hacia otra figura de apego ( si hay demasiado apego, podríamos hablar de uno de los tipos de dependencia emocional).
  • El cuidado, la oferta de atención y protección, orienta en cambio las emociones y el comportamiento típicos de la figura adulta hacia el niño.

Las motivaciones que subyacen a la petición de cercanía y al ofrecimiento de cuidados son innatas y permanecen presentes en nosotros a lo largo de toda la vida, activándose también en otro tipo de relaciones.

Siempre que percibimos una petición de ayuda o dificultad por parte de alguien, podemos sentirnos impulsados a ayudar y dar protección, motivados por el cariño. Cada vez que necesitemos cuidados y protección, puede que el apego nos motive a buscar consuelo.

En los casos en que, en la infancia, el progenitor haya respondido a la necesidad de apego satisfaciendo las demandas de protección, cuidado y cercanía, la persona en la edad adulta tendrá una percepción de sí misma como merecedora y digna de amor, con confianza en el otro, seguridad y libertad para explorar su entorno, interiorizando la posibilidad de cuidar y cuidarse.

Habrá, por tanto, mayor curiosidad y estímulo para explorar y emprender relaciones con otras personas, incluso con otras motivaciones, considerándolas como iguales y desarrollando relaciones de reciprocidad y cooperación.

Si, por el contrario, la necesidad de consuelo y cercanía protectora no fue satisfecha en la infancia, puede desarrollarse un apego inseguro o desorganizado, en el que habrá una percepción del yo como indigno y no merecedor de amor, con una posible falta de confianza o, por el contrario, idealización de la otra persona, y con dificultades en el autocuidado.

sistema motivacional
Foto e Pexels

¿Qué sistema motivacional "funciona" en la pareja?

Una misma relación de pareja puede estar guiada, en diferentes momentos, por distintas motivaciones: cuidado, apego, espíritu competitivo, sexualidad, cooperación. 

En la relación con el otro miembro, el sistema motivacional cooperativo, caracterizado por la reciprocidad, la empatía, los objetivos compartidos, el reflejo mutuo, la legitimación de las emociones del otro (reconocidas tan válidas como las propias) y, al mismo tiempo, la integración de la singularidad y la alteridad del compañero, desempeña un papel fundamental.

Cuando en una relación de pareja una de las partes está más motivada por la búsqueda de cuidados y la solicitud de protección, se corre el riesgo de identificar a la otra persona como una figura cuidadora y “salvadora", y esto al final puede provocar problemas en la pareja.

Por el contrario, cuando una de las partes de la pareja es excesivamente cariñosa con su pareja, percibiéndola como vulnerable y respondiendo a las peticiones de ayuda de forma controladora o excesivamente cariñosa, puede generarse en esta una expectativa de dependencia emocional o salvación.

En el funcionamiento de la pareja, las motivaciones que más guían una relación sana son las de cooperación: atención mutua, compartir experiencias, construcción de significados comunes, exploración conjunta del mundo, libertad para expresar las propias emociones, reconocimiento de los estados mentales y motivaciones del otro, percepción de la otra parte como un igual.

Reconocer en la otra parte la capacidad de autocuidado, autorregulación, autoconocimiento y los recursos presentes en ella, permite que ambos miembros de la pareja tengan un rol activo y flexible en la relación. No existe la figura cuidadora y cuidada, sino un “nosotros " en el que dos personas diferentes buscan soluciones juntas. No sé impone, se propone.

Relación terapéutica y cooperación

Los sistemas motivacionales son innatos, pero no son rígidos ni inflexibles. Esto permite trabajar la autopercepción y entrenar el autocuidado. En terapia, el paciente puede estar motivado inicialmente por una petición de ayuda, y por tanto de apego, que el psicólogo validará y reconocerá inicialmente, aliándose con su sufrimiento. 

Paciente y psicólogo trabajarán juntos para perseguir un objetivo compartido, activando el sistema cooperativo para alcanzar una meta común. De este modo, la terapia puede convertirse en una experiencia relacional correctiva.

A través del reflejo empático en el otro, el paciente puede flexibilizar la idea de impotencia, pasando de la percepción de peligro a la capacidad de consuelo y autocuidado.

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Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional.

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